El 19 de noviembre de 2025, en el Estadio Nacional de Kingston, Jamaica, una nación de apenas 444 kilómetros cuadrados y 155.000 habitantes cambió para siempre el mapa del fútbol mundial. Curaçao empató 0-0 contra Jamaica, asegurando su primera clasificación a un Mundial de la FIFAEstados Unidos, Canadá y México —y lo hizo rompiendo récords que muchos creían imposibles. No es solo la primera vez que llega a un Mundial. Es la nación más pequeña de la historia en hacerlo, por población y por territorio. Menos habitantes que la ciudad española de Logroño. Menos superficie que la isla canaria de La Gomera. Y, sin embargo, ahí está: en el escenario más grande del fútbol.
Un equipo sin hijos de la isla
Lo más sorprendente no es que Curaçao haya clasificado, sino cómo. Los 24 jugadores que pisaron el campo en Kingston no nacieron en la isla. Ni uno solo. Todos llegaron de los Países Bajos: Amsterdam, Groningen, Haarlem, Emmen, Rotterdam. Es la primera selección en la historia de la Copa Mundial que logra clasificarse sin un solo jugador nacido en su propio territorio. El técnico, Dirk Kuyt Advocaat, entrenador, de 77 años, observó el partido desde su casa en Holanda. Nunca llegó a Kingston. No pudo. Y aun así, logró lo que muchos técnicos con presupuestos diez veces mayores no han conseguido.
El nombre que casi estuvo allí, pero no llegó, fue el de Jürgen Locadia, delantero de 31 años, nacido en Curaçao, que juega en el Sheffield United. Fue incluido inicialmente en la lista, pero fue excluido por problemas físicos. Una ironía: el único jugador del equipo con raíces locales no pudo vestir la camiseta en el momento más importante. Su ausencia, sin embargo, no restó peso al logro. Al contrario: lo hizo más profundo. Curaçao no depende de sus hijos. Depende de su historia, de su identidad política y de una puerta abierta por el derecho.
El puente que no se ve: los pasaportes holandeses
Curaçao no es un país independiente. Es un país constituyente dentro del Reino de los Países Bajos, desde el 10 de octubre de 2010 —hoy, exactamente 15 años. Sus ciudadanos son holandeses. Tienen pasaportes de la Unión Europea. Pueden vivir, trabajar y jugar en cualquier país europeo. Esa es la clave. Sin esa condición, jamás habrían podido reunir un equipo competitivo. No hay academias de élite en la isla. No hay ligas profesionales. Pero sí hay un sistema de nacionalidad que permite reclutar talento en el corazón del fútbol europeo.
La FIFA lo sabe. Por eso, en 2011, cuando Curaçao reemplazó a las Antillas Neerlandesas como miembro, no cuestionó su derecho a competir. Y hoy, con este resultado, el organismo lo celebró con un tweet: “¡Curaçao hace historia y jugará la #CopaMundialFIFA por primera vez! 🇨🇼#Somos26”. El CONCACAF también lo celebró: “Curaçao punch their ticket!”. No fue un gesto formal. Fue un reconocimiento a un fenómeno único.
¿Quién se queda fuera? La lista de los excluidos
El empate 0-0 no solo clasificó a Curaçao. También eliminó a Costa Rica y Honduras, dos selecciones con tradición y recursos. Y devolvió a Haití al Mundial después de 51 años. Mientras tanto, Curaçao se convirtió en la quinta nación caribeña en jugar un Mundial —tras Cuba (1938), Haití (1974), Jamaica (1998) y Trinidad y Tobago (2006)— y en la cuarta debutante en 2026, junto a Jordania, Uzbekistán y Cabo Verde. Pero mientras los otros tres son naciones con territorios mayores y poblaciones más grandes, Curaçao es el extremo. Su área es diez veces menor que la de Cabo Verde. Su población es la mitad de la de Islandia en 2018.
Las cifras varían ligeramente: La Vanguardia habla de 153.000, Antena 3 y El País de 155.000, France 24 de 156.000. Pero todos coinciden en un dato: es el cuarto país más pequeño del mundo por población, solo por detrás del Vaticano, Tuvalu y Nauru. Y eso, en un mundo donde el fútbol se mide en presupuestos, estadios y academias, es casi un milagro.
El Mundial 2026: el escenario de la humildad
La Copa Mundial 2026 se jugará del 11 de junio al 19 de julio en Estados Unidos, Canadá y México. Curaçao no será favorita. No tiene jugadores de la Premier League. No tiene un entrenador con fama mundial. No tiene un estadio que albergue 50.000 personas. Pero sí tiene una historia que nadie puede borrar. Una historia que empezó con una federación fundada en 2011, que se construyó con pasaportes europeos, que se sostuvo con disciplina y que se coronó con un empate en Kingston.
El 19 de noviembre, cuando el silencio se apoderó del estadio tras el pitido final, los jugadores curaçaoanos no gritaron. No saltaron. Se abrazaron. Como si supieran que lo que habían logrado no era solo un partido. Era una lección. Que el fútbol, a veces, no se juega con dinero. Se juega con identidad. Con coraje. Con un sistema que permite que un niño nacido en Rotterdam, con abuelos de Curaçao, lleve su bandera al mundo.
Preguntas frecuentes
¿Cómo puede Curaçao clasificarse sin jugadores nacidos en la isla?
Curaçao es un país autónomo dentro del Reino de los Países Bajos, lo que otorga a sus ciudadanos pasaportes holandeses y derechos de la Unión Europea. Esto permite reclutar jugadores nacidos en los Países Bajos europeos, que tienen acceso a ligas y academias de alto nivel. Aunque no nacen en la isla, muchos tienen raíces familiares en Curaçao y optan por representarla. Es un sistema legal y reconocido por la FIFA.
¿Por qué es más pequeño que Islandia, que clasificó en 2018?
Islandia tenía 331.000 habitantes en 2018, casi el doble que Curaçao (155.000). Además, Islandia tiene 103.000 km² de territorio, más de 230 veces mayor. Curaçao no solo es más pequeño en población, sino también en extensión: 444 km² frente a los 4.033 km² de Cabo Verde, que fue el récord anterior en territorio. Curaçao rompe ambos récords simultáneamente.
¿Qué significa esto para otros pequeños países del Caribe?
Curaçao demuestra que la clasificación no depende solo del tamaño. Países como San Cristóbal y Nieves, Antigua y Barbuda o Dominica podrían usar el mismo modelo: reclutar talento en Europa, aprovechar vínculos históricos y trabajar con federaciones bien estructuradas. El camino no es fácil, pero ahora es posible. El ejemplo de Curaçao es un mapa para otros.
¿Quién entrenó al equipo y por qué no estuvo en Kingston?
El técnico es Dirk Kuyt Advocaat, de 77 años, exfutbolista y entrenador con más de 45 años de experiencia. No asistió al partido por motivos de salud y logística, pero dirigió el equipo desde los Países Bajos mediante videoconferencias y análisis en tiempo real. Su capacidad para gestionar un equipo sin estar presente fue clave para el éxito.
¿Cómo reaccionó la FIFA y la prensa internacional?
La FIFA celebró el logro con un tweet oficial en español: “¡Curaçao hace historia y jugará la #CopaMundialFIFA por primera vez!”. La prensa española como La Vanguardia, El País y Antena 3 destacaron el récord como un fenómeno único. Incluso AS y El Mundo dedicaron portadas y análisis profundos, comparando el logro con el de Islandia, pero señalando que Curaçao lo hizo con menos recursos y menos población.
¿Cuándo jugará Curaçao en el Mundial 2026?
Aún no se ha definido el grupo ni los rivales, pero el torneo comenzará el 11 de junio de 2026 y terminará el 19 de julio en Estados Unidos, Canadá y México. Curaçao jugará en la fase de grupos, probablemente contra selecciones más grandes, pero su presencia ya ha cambiado el rumbo del fútbol global. No será un partido más: será un símbolo.